No esperes al 1 de enero
El cambio debe generarse por voluntad
Pocas tradiciones están tan arraigadas en nuestra cultura como los propósitos de Año Nuevo. Esa lista cuidadosamente escrita, cargada de metas y sueños, parece contener la promesa de una versión renovada de nosotros mismos. Pero, ¿cuántas veces hemos esperado el 1 de enero para finalmente dar el primer paso, solo para abandonar ese camino unas semanas después? Porque, honestamente, «el camino» era insostenible. Y se lo vimos a alguien en instagram, ni si quiera estaba conectada con nosotras o nuestro proceso.
¿Qué pasaría si cambiáramos nuestra perspectiva? ¿Si dejáramos de esperar al «momento perfecto» y comenzáramos a aceptar que cualquier día puede ser el día ideal para empezar algo nuevo? El calendario no debería el poder de transformarnos; recoger esa responsabilidad y transformarla en acción.
La idea de postergar nuestros propósitos hasta una fecha simbólica suele esconder una creencia implícita: que de alguna manera, en el futuro, seremos más capaces, más fuertes o más merecedores. Pero esa expectativa es una trampa. La verdad es que no necesitamos ser otra persona para iniciar el cambio. Podemos comenzar tal como somos, porque no hay un «yo» mejor esperando al final del camino. El único «yo» que existe es el que está aquí y ahora, y eso es suficiente.
Aceptar quiénes somos no significa resignarnos a quedarnos donde estamos. Al contrario, es la base para crecer de manera genuina. Cuando nos reconciliamos con nuestra humanidad, con nuestros logros y nuestras limitaciones, dejamos de luchar contra nosotras mismas y comenzamos a caminar en la dirección que realmente deseamos.
El cambio, después de todo, no ocurre en los grandes gestos ni en fechas predeterminadas. Es el resultado de pequeñas decisiones tomadas día tras día. Es elegir. El cambio son elecciones, tan sencillas como constantes, que tienen más poder que cualquier resolución escrita el 31 de diciembre.
Entonces, ¿por qué no empezar hoy? ¿Por qué no mirar con amabilidad al «yo» que somos ahora y ofrecerle la oportunidad de dar un paso hacia adelante? No hace falta esperar, basta con un instante de valentía para abrazar la posibilidad de algo nuevo.
Quizá sea momento de despojarnos del peso de la perfección y recordar que cada día es una invitación a comenzar de nuevo. Te deseamos que el cuidado (a ti, a los demás y al mundo) esté siempre en la base de tus propósitos.
Con mucho (como no) amor,
Psicología Tres medios