¿Urgente o importante?
¿Es urgente o importante? El arte de organizarte con sentido
Hay algo magnético en la sensación de tachar tareas de una lista. «¡He sido productiva!» nos decimos con orgullo. Esa sensación de control y logro, de ir cumpliendo con lo que el día nos demanda. Pero… ¿quién decide lo que debía hacerse primero? ¿Lo urgente? ¿Lo importante? A menudo confundimos estas dos categorías, dejándonos llevar por la presión del momento y olvidando lo que realmente construye una vida significativa.
Lo urgente siempre grita más fuerte.
Está ahí, demandante, diciendo que lo hagas ya. Una llamada, un correo, esa tarea que no puede esperar. Responder a la urgencia nos da la falsa idea de que estamos avanzando, pero no siempre nos acerca a lo que verdaderamente importa. Porque lo importante suele hablar más bajito, requiere pausa y espacio para ser escuchado. No se impone, pero su huella es duradera.
¿Dónde queda entonces el equilibrio? ¿Cómo priorizar cuando todo parece igual de necesario? Lo primero es reconocer la diferencia. Lo urgente atiende al corto plazo, al día a día, a lo que nos saca de apuros. Lo importante, en cambio, construye. Es aquello que alimenta nuestras metas, nuestras relaciones, y el cuidado de nosotras mismas. Quizá es urgente esa llamada al banco para que te tramiten unos papeles, sin duda. Pero es importante que llames a tu tía, que lleva varios días enferma en cama.
Parar. Observar. Elegir. Este es el camino. No desde la culpa, sino desde la consciencia. Cada vez que priorizamos lo urgente por encima de lo importante, dejamos de invertir en el tipo de vida que realmente queremos construir. Porque sí, apagar fuegos da alivio, pero sembrar semillas da propósito.
Pregúntate: ¿lo que estoy haciendo ahora tiene un impacto real en cómo quiero vivir mi vida? Si la respuesta es no, tal vez sea momento de reorganizar. De respirar, como quien da un paso atrás para ver el cuadro completo. Porque sí, las urgencias siempre estarán ahí, pero lo importante es lo que queda cuando los fuegos se apagan.
Con mucho amor,
Psicología Tres medios